Rockstar Games, la desarrolladora detrás de la exitosa saga Grand Theft Auto, enfrenta una nueva polémica tras el despido de más de 30 empleados en sus sedes del Reino Unido y Canadá. La empresa asegura que la medida responde a la “filtración de información confidencial”, mientras que el sindicato Independent Workers Union of Great Britain (IWGB) sostiene que se trata de una maniobra antisindical destinada a frenar la organización colectiva de los trabajadores.

Despidos y versiones contrapuestas

Según confirmó un portavoz de Rockstar, “la semana pasada se tomaron medidas contra un pequeño grupo de individuos que fueron hallados distribuyendo y discutiendo información confidencial en un foro público, lo que constituye una violación de nuestras políticas internas”. La compañía insistió en que “esto no guarda relación alguna con el derecho de las personas a afiliarse a un sindicato o participar en actividades sindicales”.

Por su parte, el IWGB rechazó esa versión y afirmó que los empleados despedidos participaban en canales privados de comunicación donde discutían temas laborales con representantes sindicales. Alex Marshall, presidente del sindicato, acusó a la compañía de “intentar silenciar a quienes buscan condiciones de trabajo más justas” y calificó la decisión como “una de las maniobras antisindicales más flagrantes y despiadadas de la historia de la industria del videojuego”.

Un historial de control interno y temor a filtraciones

Rockstar Games y su empresa matriz, Take-Two Interactive, son conocidas por sus estrictas políticas de seguridad. Tras el hackeo sufrido en 2022 —que derivó en la filtración masiva de material de Grand Theft Auto VI—, la compañía reforzó sus controles internos e impuso el regreso obligatorio a las oficinas durante 2024.

El endurecimiento de las normas y la vigilancia sobre las comunicaciones internas generaron un clima de tensión entre los empleados, quienes aseguran que la empresa mantiene “una cultura del miedo” vinculada a la protección de información sensible. Pese a ello, Rockstar sostiene que mantiene “una política de cero tolerancia” frente a filtraciones y que los despidos “no tienen relación con los derechos sindicales”.

Un contexto delicado: GTA VI y presión laboral

La controversia surge mientras Grand Theft Auto VI atraviesa un nuevo retraso: su lanzamiento fue postergado para mayo de 2026, cuando originalmente estaba previsto para el otoño de 2025. Según testimonios de empleados, el aumento de la presión interna para cumplir con los plazos y evitar nuevas filtraciones ha deteriorado el ambiente laboral.

“Desde el hackeo, la cultura interna cambió. Todo se volvió más rígido y cualquier comunicación entre empleados puede ser vista como sospechosa”, explicó un exempleado citado por el sindicato.

La industria del videojuego y el avance sindical

El caso de Rockstar se suma a una serie de conflictos laborales recientes en el sector. El IWGB también lleva adelante acciones legales contra el estudio Build a Rocket Boy, responsable de MindsEye, tras despidos masivos que afectaron a cerca de 300 empleados.

Según el sindicato, las empresas de videojuegos suelen responder con represalias ante los intentos de organización sindical, un patrón que refuerza el debate sobre la necesidad de garantizar derechos laborales básicos en una industria marcada por el estrés y la precariedad.

Mientras tanto, el conflicto en Rockstar Games se perfila como un caso testigo. Su desenlace podría marcar un precedente clave para el futuro de la sindicalización en la industria del videojuego, un tema que, al igual que GTA VI, mantiene en vilo a toda la comunidad gamer.